jueves, 29 de enero de 2009

HABLANDO CON MONOS

En el zoológico nos entretienen. En el circo nos hacen reír. En los laboratorios nos resultan tan útiles que nos vemos obligados a sacrificarlos. Y en la naturaleza cada vez son menos. Análisis de sus genes y sus cerebros nos demuestran que los grandes monos y los humanos no somos tan diferentes. Y que el lenguaje y la comunicación no son ningún privilegio de las personas. Debemos comprender que no necesitan imitarnos para demostrar que poseen una gran inteligencia.

En 1972 la doctora norteamericana Francine Patterson comenzó a enseñar el lenguaje de los sordomudos a una gorila llamada Koko. Empleaban las manos, los brazos, el cuerpo y las expresiones de la cara para representar palabras. Unos meses después, cuando faltaban tres días para que la peluda alumna cumpliese doce años, la doctora le preguntó qué quería de regalo de cumpleaños. Koko se lo pensó un poco y dijo: "Gato". Bolita, así se llamaba la gata, no acabó en el estómago del gran mono: fue adoptada por ella como si fuera un bebé.

- "Cuéntame algo de Bolita", le pedía la doctora.
- "Koko ama Bolita", respondía la mona.

Veinte años después Koko conocía 500 palabras, y era capaz de utilizar más de 100 diferentes cada día. Podía expresar quién era, cómo se sentía y qué quería. En una ocasión le preguntaron si era una persona o un animal. Sin inmutarse respondió: "Precioso animal gorila".

No hay comentarios: