martes, 10 de marzo de 2009

Obama hace uso de el menos común de los sentidos

El fin de las restricciones en la investigación de células madre inaugura otra era en EE UU
10-03-2009 - El reformismo no consiste en hacer cosas revolucionarias lentamente, sino en abordar con urgencia lo que es urgente y con calma lo que no lo es. El reformista Obama firmó ayer la orden de revocación del veto impuesto por su predecesor, George W. Bush, a la financiación de la investigación con células madre embrionarias: aquellas a partir de las cuales puede desarrollarse cualquier órgano del cuerpo, y de cuyo avance depende en buena medida el futuro de la medicina.Esa medida de su programa electoral se plantea cuando acaba de poner en marcha su prometida reforma del sistema sanitario, tendón de Aquiles del país más rico de la tierra, y ha fijado plazos de emergencia para que en diciembre de este año esté aprobada por las dos Cámaras. Obama ha demostrado una gran determinación al presentar su plan apenas un mes después de tomar posesión y ante los grupos de presión que bloquearon el plan de los Clinton en 1993.El sistema de salud estadounidense es ineficiente y caro. Desprotege a 47 millones de personas, el equivalente a la población actual de España. En Estados Unidos, quedarse sin empleo o estar jubilado y ver cómo quiebra la empresa que costeaba el seguro privado es sinónimo de perder el derecho de asistencia médica. El sistema público de salud protege sólo a los más pobres, mientras que las aseguradoras privadas alcanzan a los trabajadores de mayores ingresos. Desempleados, jubilados y trabajadores de bajo poder adquisitivo están abandonados a su suerte.Un reciente sondeo ha demostrado que inquieta la desprotección que supone para tantos ciudadanos, pero más aún su elevado coste: el 16% del PIB frente al 8% español. El presidente ha presentado la reforma haciendo énfasis en la necesidad ineludible de controlar el desbocado gasto sanitario del país, el mayor, de lejos, de todos los países de la OCDE.Al contrario de lo que ocurrió en 1993, los grupos de presión (industria farmacéutica, hospitales y seguros privados entre otros) han manifestado su intención de colaborar. Si Obama consigue su propósito habrá acometido una de las mayores revoluciones abordadas nunca por Estados Unidos, como la definió en su día el propio Bill Clinton. Lograr algún día la cobertura universal, de la que disfrutan desde hace tiempo la mayoría de los países europeos, ha sido el sueño de generaciones de ciudadanos estadounidenses.El Pais

miércoles, 18 de febrero de 2009

Englaro: politizar la muerte

Beppino se equivocó. Ser decente donde priva la indecencia es incorrecto. Apegarse a la ley, como lo hizo durante 11 años, de poco sirvió. Demasiado tarde llegó el final para su querida hija.
19-02-2009 - No existe en la historia de la humanidad un caso como el de la familia Englaro. No existe en los anales de la historia médica moderna una situación tan desalentadora y tan devastadora como el de Eluana Englaro. No existe en la historia de la política moderna un caso como el suscitado por Silvio Berlusconi en contra de Beppino Englaro, padre de Eluana. No había alzado su voz con tanta vehemencia la Santa Sede para mostrar su inconformidad contra la voluntad de un padre amoroso y gallardo que llevaba 11 años intentando acabar, por medio de vías legales, con la prolongada muerte de su hija, iniciada en 1992.Ese año, es decir, hace 17 años, Eluana se accidentó. Sufrió trauma craneoencefálico y lesiones en las vértebras cervicales que devino estado vegetativo persistente. Desde esa fecha, el padre, a quien la prensa retrata como una persona íntegra, correcta y valiente, había solicitado, en nombre de la dignidad y de las voces que unían a la hija y a sus progenitores, que se le permitiese morir. Desde entonces, y hasta el pasado 9 de febrero, fecha en que Eluana dejó de seguir falleciendo para morir para siempre, transcurrieron 6 mil 240 días. Seis mil doscientos cuarenta días.Aunque las religiones siempre han buscado politizar la muerte, es infrecuente que políticos de alta envergadura utilicen a seres humanos desahuciados para vender sus ideas y ganar adeptos. Lo hizo George W. Bush con Marie Theresa Schiavo en 2005. Ahora lo emuló Silvio Berlusconi con Eluana. La primera llevaba 15 años en estado vegetativo persistente, y la segunda, 17. En ambos casos se politizó la muerte. En ambas situaciones se confabularon políticos y religiosos: contra la voluntad del ex esposo en el affaire Schiavo y contra los deseos de los padres de Eluana.El caso italiano es más dramático. El apego y el amor familiar fueron el motor de la decisión de los padres. Berlusconi, contra los Englaro –arropado por la fe de algunos religiosos que no alcanzan a diferenciar entre dogmas de papel y sufrimiento humano, y que usan artilugios decimonónicos para hablar de autonomía y de dignidad–, buscó humanizar una vida que ya no era vida y que demolía la existencia de los padres. La intención era obvia: mostrarse ante el Vaticano y ante sus seguidores religiosos como buen ser humano decidido a defender a una persona que ya no era persona. En el diccionario Berlusconi la palabra empatía no existe.Ni Bush ni Berlusconi pasarán a la historia como individuos que defendieron los derechos humanos o que actuaron bajo códigos éticos estrictos. Ambos serán juzgados por sus acciones y por ejercer doble moral. A ninguno de los dos, sobre todo al mandatario italiano, le ha parecido importante poner en riesgo el estado de derecho ni burlarse del tribunal supremo de su nación.La prepotencia de Berlusconi desoyó la razón y el dolor. Incapaz de visitar a Eluana como se lo había pedido el padre, aseguró que la enferma aún tenía posibilidades de recuperarse e incluso de reproducirse. Incapaz de comprender que la libertad es un derecho inviolable y que la tecnología médica no debe estar al servicio ni de la muerte, ni de la política ni de la religión, utilizó su poder en connivencia con el Vaticano para arremeter contra la dignidad y la cordura de Beppino, quien ha sido acusado de asesinato por los seguidores del binomio Berlusconi-Vaticano. Insensatez demoniaca. Estulticia nauseabunda.Beppino se equivocó. Ser decente donde priva la indecencia es incorrecto. Apegarse a la ley, como lo hizo durante 11 años, de poco sirvió. Demasiado tarde llegó el final para su querida hija. Demasiado sufrimiento inútil. Beppino quiso seguir las reglas y no buscó otras vías para lograr su propósito: poner fin a la existencia de su hija para dignificar lo que su familia deseaba. Beppino no supo de Rudy Linares.Samuel era el tercer hijo de Rudy y Tamara Linares, familia afincada en 1988 en Chicago. Ese año, cuando Samuel tenía siete meses de edad, tragó una pelota que se atoró en la tráquea y le impidió respirar. Llegó al hospital en estado de coma y con daño cerebral irreversible por la falta de oxigenación. Fue intubado y apoyado por un ventilador durante ocho meses. Su condición no mejoró. Los padres solicitaron que se le permitiese morir. El hospital denegó la petición. En una ocasión Rudy desconectó el ventilador, pero el personal del hospital lo reconectó rápidamente. Meses después el padre entró a la unidad de terapia intensiva con una pistola. Apuntó hacia el personal y advirtió que no dañaría a nadie a menos que se entrometieran. Desconectó a su bebé y lo abrazó. Treinta minutos después falleció Samuel. La policía aguardaba cerca de la cama. Rudy, llorando, con su bebé en brazos, se entregó. Aunque inicialmente se le acusó de homicidio, el juez lo exculpó.La vida y la dignidad de los seres laicos poco tienen que ver con lo que piensan los políticos y los religiosos. La muerte es parte de la vida. La vida es de uno y de los seres que nos quieren. Vivir es un derecho, no una obligación. La voluntad no puede ser secuestrada. El caso Englaro fue una sinfonía del horror.
Arnoldo Kraus

lunes, 16 de febrero de 2009

CULTURA JUDIA

La cultura judía –de la cual la religión judía ha sido hasta ahora parte esencial– ha marcado como pocas los mayores logros de la evolución civilizatoria. Ese aporte es medular porque universal; lo extraordinario de lo judío es su universalidad. La única cultura –no pueblo, ni mucho menos etnia; esto último se ha perdido en la noche del tiempo– que se ha asentado en casi toda la Tierra, sin un centro, como el universo mismo, hasta la creación del Estado de Israel en 1948. Una errancia planetaria de dos mil años desde la destrucción de Jerusalén y del segundo templo por el Imperio Romano en el 70 d.C. y una desértica errancia anterior definieron su particular otredad y su importancia.¿De dónde entonces el odio inaudito que los judíos han provocado en casi todas partes y casi toda época? ¿De dónde el antisemitismo? “Término en cierto modo absurdo, puesto que surge en el seno del islam”, apunta George Steiner (1), quien luego de enumerar los abrumadores aportes filosóficos, políticos, productivos, artísticos, científicos de los judíos en la historia, despliega una brillante hipótesis sobre el origen del antisemitismo.Para Steiner los judíos serían los culpables de introducir leyes, reglas, normas éticas, contrarias a la naturaleza humana: “Tres veces en la historia occidental los judíos han luchado por presentar ante la conciencia humana el concepto del Dios único y las consecuencias morales y normativas de ese concepto (…). Los dictados morales surgidos del monoteísmo (...) profético del Sinaí son sumamente rígidos. La prohibición de matar, de cometer adulterio, de codiciar, de fabricar imágenes, por inocentes que sean, de comerciar con los dioses domésticos, con los espíritus tutelares, con los santos, es, en sí misma, indicio de una exigencia aún mayor. Implica la transformación del hombre corriente. Debemos disciplinar el alma y la carne, hasta tornarlas perfectas. Debemos crecer más allá de nuestra propia sombra. (…) Ni un ápice de nuestra complacencia natural, de nuestra libido, de nuestra falta de atención, de nuestra mediocridad y sensualidad escapa a los dictados morales y legales. (…) El ‘conviértete en lo que eres’ de Nietzsche, es la antítesis del mandamiento del Sinaí. ‘Deja de ser lo que eres, aquello en que la biología y las circunstancias te han convertido. Conviértete, aun a costa de un terrible precio de abnegación, en lo que podrías ser’. Eso es lo que ordena el Dios de Moisés, de Amós, de Jeremías”.El segundo de los “tres momentos de imposición trascendente que el judaísmo le impone al hombre” es para Steiner el del Sermón de la Montaña. Siendo el mensaje del judío Jesús “un compendio de órdenes minuciosamente estudiadas de la Torá, de los salmos y de los profetas (…) el rabino-prodigio y salvador de la fe de Galilea llega más lejos. Exige a los hombres y a las mujeres un altruismo, un dominio de sí mismos, ‘antinatural’, contrario a los instintos, ante todo aquel que nos injurie u ofenda. (…) Debemos además compartir o regalar nuestras posesiones terrenales, convertirnos en mendigos, si es necesario, en beneficio de los desposeídos (…). La petición de Jesús de que ofrezcamos la otra mejilla, de que perdonemos a nuestros enemigos y perseguidores, de que aprendamos a amarlos, es casi inconcebiblemente contraria a la esencia humana. (…) La víctima debe amar a su verdugo. Una proposición monstruosa. Pero una luz surgida de lo insondable. ¿Cómo pueden cumplir semejante precepto los hombres y las mujeres mortales?”.La tercera “llamada a la puerta –prosigue Steiner– es la del socialismo utópico, principalmente en su vertiente marxista. Junto con el cristianismo, el marxismo es otra de las herejías primordiales del judaísmo. La aportación teórica, práctica y personal de los judíos al socialismo radical y al comunismo pre-estalinista es claramente desproporcionada: véase cuántos de ellos figuraban entre los primeros mencheviques y bolcheviques o entre los miembros de la izquierda utópica y de los movimientos revolucionarios en toda Europa central. El marxismo seculariza, convierte a ‘este mundo’ en una tierra donde prevalece la lógica mesiánica de la justicia social, la del Edén abundante para todos, la de la paz. En sus famosas notas manuscritas de 1840, Marx, tan rabínico en su alboroto y en sus promesas, predica un orden en el que la moneda de cambio deje de ser la del lucro y las posesiones: ‘el amor se cambiará por amor, la confianza, por confianza’, dice. Es, literalmente, la visión de Adán y de los Profetas; es la visión del Galileo. La gran furia desatada en contra de la desigualdad social, en contra de la estéril crueldad de la riqueza, en contra de la hambruna y la misère innecesarias que aguijonea a Karl Marx, es precisamente la de Amós (…). En su forma más pura, tal como se plasmó en algunos de los kibbutzim socialistas y comunistas del primer sionismo, no existe la propiedad privada. A cada cual según sus necesidades. Los niños son atendidos por toda la comunidad. Pero aunque atenúa tales absolutos, el marxismo exige una subversión total de las prioridades de la intimidad, de la adquisición, del egoísmo. (…) En el núcleo de cualquier programa socialista o comunista consistente hay una mística del altruismo, de la maduración humana, hasta alcanzar la generosidad. (…) En tres ocasiones, el judaísmo ha situado a la civilización occidental frente al chantaje de lo ideal. (…) Tres veces, como un vigilante enloquecido en plena noche (Freud incluso sacó a los hombres del sueño inocente), le ha gritado a la especie humana que se transforme en humanidad plena, que reniegue de su ego, de sus apetitos innatos, de su tendencia al libertinaje y al capricho. En nombre del inefable Dios del Sinaí; del amor incondicional hacia el enemigo; en aras de la justicia social y la igualdad económica. Estas demandas son, en su reivindicación de perfección, irrefutables. (…) Los ideales de Moisés, de Jesús y de Marx martillean en la psique de L’homme moyen sensuel que intenta continuar con su imperfecta existencia. Creo que esta presión engendra odio (…). Nada resulta más insoportable que el hecho de que se nos recuerde recurrentemente, se diría que perpetuamente, lo que deberíamos ser y, de un modo tan evidente, no somos (…). Confieso no encontrar mejor explicación para la persistencia del antisemitismo más o menos mundialmente extendido después del Holocausto (…) Hitler lo expresó sin ambages: ‘El judío ha inventado la conciencia’. Después de eso, ¿cabe mayor afrenta?”.

lunes, 2 de febrero de 2009

El cerebro que nos aborrega

Cuando nuestra conducta difiere de la mayoría, las neuronas envían una señal.
Este proceso culmina con un cambio de comportamiento para igualarnos al resto

CRISTINA DE MARTOS
Adónde va Vicente... Conocido es el dicho y conocida también la tendencia de los grupos y las sociedades a la homogeneización. La presión social es capaz de cambiar y moldear las decisiones de los individuos, que obtienen cierta recompensa cuando sus acciones se parecen a las de la mayoría. Un trabajo publicado en la revista 'Neuron' describe los procesos que tienen lugar en nuestro cerebro cuando nos damos cuenta de que nuestras respuestas no coinciden con las del grupo y cómo estos determinan que digamos, al final, lo que dice la mayoría.
Las teorías más modernas postulan que el aprendizaje por refuerzo se produce gracias a las señales de error de predicción, es decir, a la discrepancia entre la recompensa esperada y la obtenida. Esta señal "va guiando la toma de decisiones indicando la necesidad de ajustar un comportamiento", explican los autores.
Por otro lado, los estudios sobre conformidad, entendida como el cambio en el comportamiento de un individuo para ajustarse al de otros, sugieren que los mecanismos del aprendizaje por refuerzo subyacen también a este fenómeno. La hipótesis de trabajo de Vasily Klucharev y sus colegas de la Radboud Universisty Nijmegen (Holanda) es, precisamente, que cuando una persona se da cuenta de que su conducta se aleja de la del grupo su cerebro produce una respuesta similar a la del error de predicción que le indica que debe alterar ese patrón en el futuro.
Partiendo de esa base, elaboraron un experimento en el que 21 mujeres debían puntuar lo atractivos que les resultaban 222 rostros femeninos. Después de hacerlo, recibían la calificación que tenía como media cada una de esas caras en Europa. Durante esta fase, el cerebro de las participantes era observado mediante una resonancia magnética funcional.
Imágenes mediante resonancia magnética
En especial, los investigadores prestaban atención a dos zonas del cerebro. La región rostral singular, relacionada con el aprendizaje por refuerzo y las respuestas vinculadas con los errores, cuya actividad indica la necesidad de ajustar una acción cuando el objetivo no se ha alcanzado; y el núcleo accumbens, que interviene en el aprendizaje social y cuya actividad modulan las recompensas inesperadas.
Para comprobar si la opinión de la mayoría influía en las puntuaciones iniciales, 30 minutos después de la primera prueba las participantes calificaron de nuevo el atractivo de cada rostro pero esta vez sin recibir la información de la media europea. Tal y como era de esperar, "la opinión grupal moduló los juicios de los individuos incluso sin que el grupo estuviera físicamente presente", subrayan los autores.
Estos observaron, además, que cuanto mayor era la discrepancia entre la puntuación de un sujeto y la otorgada por el grupo más pronunciado era el efecto de conformidad.
El proceso mental experimentado por las participantes quedó perfectamente reflejado en la resonancia. Cuando se percataban de que la opinión del grupo difería de la suya, la región rostral singular se activaba, así como otras áreas cerebrales relacionadas con el procesamiento de errores. A su vez, el núcleo accumbens se apagaba, junto con otras zonas vinculadas con las recompensas. Una respuesta muy parecida a la señal de predicción de error.
Cuando más pronunciada era la activación y desactivación de las citadas estructuras más probabilidades de que el individuo adaptara sus respuestas a las del grupo, de que se conformara. "En otras palabras –señalan los autores- un conflicto con las normas sociales indica un error similar a la señal de aprendizaje por refuerzo que exige un ajuste del comportamiento".
Un apunte curioso de este estudio radica en la dimensión social de este tipo de conflictos. Cuando Klucharev y sus colegas sustituyeron la puntuación media europea por una elaborada por un ordenador el efecto de conformidad se atenuó. Las participantes no tomaban tan en serio la opinión del ordenador subrayando la naturaleza social del problema.

jueves, 29 de enero de 2009

CANIBALISMO

El canibalismo puede definirse como la acción o conducta alimentaria que tiene como objeto a individuos de la propia especie, generalmente crías de poco tiempo de vida. Se acepta en etología que el canibalismo no es la regla aunque se trata de una conducta que no es una excepción en la naturaleza.

Las razones del canibalismo están enfrentadas con el instinto de maternaje y ponen en tela de juicio nuestro concepto de una supuesta buena conducta maternal como sinónimo de lo natural.
Muy a menudo estas conductas vienen a representar o son la consecuencia de la falta de previsión en las nidadas, es decir del balance erróneo que la madre realizó en el momento de la fecundación entre recursos alimentarios y el tamaño de sus camadas o bien del balance erróneo que hace en el momento actual acerca de la disponibilidad de recursos. Esto parece suceder con los escarabajos en su hábitat natural que se alimentan de cadáveres de pequeños mamíferos a los que utilizan para poner sus huevos y disponer de un amplio potencial alimentario para alimentar a sus larvas. Todo parece indicar que en estas especies el canibalismo de la madre responde a un intento de equilibrar su despensa con el número de larvas a alimentar. El hecho de que sea precisamente la madre la que devore a sus crías no debe estremecernos, se trata del conocido ahorro y aprovechamiento que en la naturaleza puede observarse con respecto a los nutrientes superfluos.
Lo mismo sucede con las ratas y los hámsteres en cautividad, pero en estas especies cabe añadir un nuevo fenómeno. Es precisamente la desactivación de la agresividad reproductiva del macho la que induce a que sea la hembra la que dé cuenta de su actividad canibalística. En otras ocasiones será el acecho de un depredador el responsable de que la hembra, muerta de miedo, termine por devorar a sus propios hijos, antes de que sea el depredador el que se aproveche de la inversión energética que representó la crianza de su prole: nutrientes que servirán para que la hembra sea más cuidadosa la próxima vez en la elección de su madriguera. Eso parece suceder en algunas especies de peces guardianes de la nidada fecundada en el abrigo de las rocas, el macho defiende su descendencia pero si su nidada es atacada por un banco de depredadores, después de determinados esfuerzos críticos, desistirá y no es difícil que se ponga a devorar él mismo los mismos huevos que antes defendiera con vigor.
El caso más agresivo de canibalismo fratricida conocido se da entre los tiburones-toro y también en el gavilán. Aquellos comienzan su actividad caníbal ya mientras son embriones devorando a sus pequeños contrincantes e incluso alimentándose de los huevos fecundados en el interior de su madre. Los tiburones comienzan a desarrollar poderosos dientes ya en estado embrionario y es de suponer que la evolución ha ejercido una enorme presión en los depredadores marinos debido a que después del parto tienen que apañárselas solos sin esperar la ayuda de sus madres, como sucede en casi todas las aves donde son precisamente los hermanos los que arreglan el desaguisado cometido por su madre en relación con una nidada demasiado extensa en relación con los recursos alimentarios disponibles.
Existen periodos críticos para la emergencia de la conducta caníbal y tienen que ver con la mudanza de plumas o de pelaje. Al parecer estas modificaciones operan en las madres dificultando el reconocimiento de sus propias crías. Un reconocimiento que en los machos es incierto, por lo que en determinadas especies tiene que ser neutralizado con una potente desactivación de la agresión de los machos hacia todas las crías, tanto las suyas como las que no portan sus propios genes.
En los simios y chimpancés (Goodhall 1994) la conducta caníbal es tan rara y por la misma razón tan vinculada a otro tipo de pulsiones instintivas distintas al hambre que hasta hace poco ni siquiera las conocíamos. Un adulto macho o un grupo de machos después de una cacería infructuosa pueden agredir a una madre y a su cría y devorarla por completo siempre que se cumplan las siguientes condiciones: 1) la cría sea un macho, 2) la madre sea una reciente incorporación al grupo o se trate de una hembra que se encuentra explorando un nuevo territorio y 3) exista una apreciable duda de que el bebé no es hijo de los agresores.
En este caso es posible suponer que la conducta caníbal no está mediada por el miedo, la falta de recursos o el hambre sino por el rango y la territorialidad de los machos dominantes que se aseguran así un competidor menos para el día de mañana. La misma conducta y las mismas motivaciones podemos encontrar en los leones (Bertram 1975)
De lo dicho se desprende que el canibalismo es un programa (una subrutina) atávico que puede activarse a través de impulsos que nada tienen que ver con el instinto alimentario sino con 1) el miedo intenso, 2) la prospección negativa de recursos alimentarios, 3) la competencia agonística entre hermanos, 4) el rango y la territorialidad. y por supuesto aunque en último lugar, 5) el hambre.
En los humanos se ha considerado que tanto el filicidio como el fratricidio como las conductas subordinadas con este programa innato, el maltrato de menores o el abandono de los mismos tienen que ver con ese programa que hemos llamado canibalismo y que entre nosotros es aún una excepción más infrecuente que en los animales, sometidos como estamos a amplios controles e inhibiciones culturales y también a las soluciones que nos propone la moderna ginecología. Pero no debemos olvidar de que si el canibalismo es un poderoso tabú en la especie humana es porque es atractivo.
Nuestra especie comenzó siendo carroñera y el canibalismo -sobre todo dirigido a mujeres o crias- no debió ser raro a juzgar por los severos controles arcaicos que han llegado hasta nosotros. Asi y todo es posible especular que el canibalismo no es una estrategia alimentaria eficaz porque entraba en contradicción con los principios solidarios de una comunidad cavernicola y porque destruia los posibles vinculos de seguridad y cooperación. Pero asi y todo existen numerosos ejemplos de canibalismo humano recientes como en el sitio de Leningrado, los supervivientes de los Andes en 1972 o durante la guerra de los treinta años (1618-1648), escenario de uno de los casos masivos de canibalismo humano del que tenemos noticia.
Sin embargo existe un fenómeno nuevo en nuestra especie y más allá del canibalismo por hambrunas o el canibalismo ritual o afectivo -responsable del paso de priones a la especie humana como en el caso del kuru- que conocemos en algunas tribus primitivas donde la conducta caníbal tiene que ver con la incorporación mágica de aspectos del fallecido.
Me refiero más concretamente al canibalismo sexual del que recientemente hemos conocido un caso: el de Arwin Meiwes que se comió a un voluntario partenaire –Bernd Brandes- al que conoció a través de un chat de Internet. ¿Qué sucede cuando una persona se pliega a ser devorada consensuadamente por otra, adulto como él? Al margen de las paradojas juridicas que plantea este caso quisiera señalar algo nuevo en relación con este asunto. ¿Qué tiene que ver el canibalismo con la sexualidad? ¿Es que estamos frente a una perversión nueva?
Si algo puede ser imaginado por una persona se hará. Sólo aquello que no puede ser imaginado no llegará a realizarse. En mi opinión el caso del canibal alemán -como se conoce ya a este caso y que no es el único que conocemos en los ultimos años- puede explicarse mediante la confluencia de dos fenómenos, uno viejo y otro nuevo.
El fenómeno viejo es el sadismo sexual, una forma de parafilia que consiste en obtener gratificación sexual sólo con la condición de hacer daño a otra persona. Naturalmente no todos los “sádicos” llevan a cabo sus fantasias sádicas, de hecho este tipo de fantasias son muy frecuentes entre los hombres y sólo una pequeña minoría las lleva a cabo, aunque no son en absoluto ajenas a la psicología normal.
¿Pero por qué llamarle sexual a esta practica? ¿Qué tiene que ver con la sexualidad?
Naturalmente no estoy empleando aquí la palabra sexual en el sentido de genitalidad, la palabra sexual debe entenderse como sinónimo de libido. Como la libido que habita en ese lugar que he llamado pulsión y que se caracteriza por la repetición, la destructividad y la oscuridad de sus propósitos que nada tienen que ver con la adaptación que el deseo humano propicia. Para entender mejor las relaciones y diferencias entre instinto, pulsión y deseo remito al lector a este post.
El fenómeno nuevo es precisamente lo que favorece que este tipo de fantasias se lleven a cabo: me refiero a Internet. La aldea global disemina, favorece y legitima todo tipo de goce a través del conocimiento de ese otro que a su vez se erige como el complemento ideal. Sin un Bernd Brandes , el sadismo sexual de su agresor habría quedado seguramente como un ejercicio fantásmatico individual. Los psiquiatras no pudieron decidirse a favor de diagnosticar una enfermedad mental y tal y como sucedió con el caso de Issei Sagawa no fue posible tampoco encontrar indicios de enfermedad mental alguna. Lo que nos lleva a una conclusion inquietante: una persona es capaz de cometer los crimenes más abyectos en ausencia de locura y sólo a partir de un goce individual que consiste precisamente en infringir dolor a otra persona. El problema se complica cuando además este goce es consensuado.
Para aquellos que quieran profundizar en el caso del canibal alemán puede consultar la opinión de Hugo Marietán ,experto en psicopatías.
Desde la psiquiatría sólo podemos llegar a una conclusión segura: Arwin Meiwes, es un psicópata, descartada la psicosis es absolutamente imputable, cosa distinta a su victima quien seguramente era un psicótico suicida. ¿Pero cómo podemos entender mejor los mecanismos que operan en la mente de una persona asi?
Tenemos que echar mano del psicoanálisis si queremos entender mejor los mecanismos que operan en la mente del asesino devorahombres. Para el psicoanálisis Arwin Meiwes es un perverso, contiene una estructura mental perversa y daré en este momento la definición que daba a Lacan a la perversión: “perverso es todo rasgo que escapa a la castración”. Se impone pues una pequeña explicación acerca de qué cosa entienden los psicoanalistas como castración.


Para el psicoanalisis “castración” significa la sumisión a un determinado orden falocéntrico, es decir lo que en terminos mitológicos podriamos llamar la ley del padre y que instituye individualmente el complejo de Edipo cuyas consecuencias inmediatas son la prohibición del parricidio y del incesto. Significa que el niño sometido a esta presión por su conocimiento de la diferencia entre los sexos tiene que posicionarse respecto a este nuevo saber. Las operaciones mentales que hacen los niños y niñas normales son tanto el conocimiento como la aceptación de esa diferencia, pero aun caben otras maniobras, una de ellas es la denegación. La denegación es un saber sin saber, es un no querer saber aunque se sepa, se trata de un mecanismo muy frecuente en los niños (y tambien en los adultos) es lo que todos hacemos con la muerte, con nuestra propia muerte, sabemos que moriremos pero nadie se preocupa demasiado por ello, vivimos de espaldas a nuestra muerte. Cuando un niño utiliza un osito de peluche para tranquilizarse al ir a dormir también está haciendo uso de este mecanismo, el niño sabe que el peluche no es la madre pero le sirve al propósito de irse a la cama sin temor “como si” fuera la madre. Hay sin embargo usos menos benéficos para el psiquismo humano de este mecanismo de la denegación, es el caso de que lo que estemos denegando -como hacen los perversos- sea la diferencia sexual propiamente dicha. En este caso los niños pueden presuponer que las mujeres tienen pene o que los hombres están castrados o pueden llegar a estarlo. El uso de este mecanismo opera grandes cambios en la cadena de asociaciones que tienen lugar en los temas sexuales, el individuo por ejemplo desarrolla un miedo y un odio especifico a las mujeres y como en este caso sus preferencias derivan hacia la homosexualidad y hacia fantasias regresivas :comerse a un compañero de clase ya a los 8 años de edad.
Es además destacable el hecho de que viviera sólo en un viejo caserón con su madre como aquel personaje “entrañable” encarnado por Anthony Perkins en la pelicula de Hitchcock “Psicosis”. Un hogar sin padre, sin diferencias sexuales, ¿qué sucedió entre Arwin y su madre durante el tiempo en que vivieron juntos? ¿Por qué el crimen se comete precisamente después de que la madre muera? ¿Qué clase de soporte brindó la madre a su hijo durante el tiempo en que vivió? No lo sabemos, pero es más que evidente que el crimen sucede después de la muerte de la madre, lo que significa que muy probablemente ejerció sobre su hijo un papel de compensación en esa dificil y siniestra estructura de Arwin.
El psicoanálisis siempre defendió la idea de que la libido pasa por una serie de fases antes de alcanzar la plena fase genital donde se pone al servicio de la reproducción. Mi hipótesis es que Arwin quedó detenido en una fase libidinal conocida como oral-destructiva o canibalistica, una fase que la mayor parte de los niños superan en cuanto son destetados y comienzan a gatear alcanzando entonces el umbral de la fase anal. Sea por fijación libidinal o sea por regresión posterior Arwin “decidió” en algun momento de su vida no querer saber nada de la castración y de la diferencia sexual, quizá como una forma de no llegar a devorar a su propia madre o a ser devorado o poseido por ella.
Se creó asi un “objeto transicional”, en el sentido que Winnicot daba a esos peluches imaginarios que los niños construyen. En el caso de Arwin ese niño imaginario -el hermano que nunca tuvo y que le hubiera alejado de una relación demasiado estrecha con su madre- tuvo que tener una existencia sólo virtual y es el fantasma que le hace sostener toda su estructura perversa que muy probablemente estaba destinada a proteger a su madre de sus impulsos incestuosos o canibalisticos-incorporativos.
Sólo al morir la madre y faltarle pues el nudo de la defensa es cuando Arwin pasa al acto su fantasia devoradora y lo hace además buscando un voluntario.
El caso es que lo encontró.
Se trata efectivmente de un caso extremo muy próximo a la psicosis a la que bordea en el familiar fantasma del desmembramiento.
Cuando se inicia una psicosis lo hace de una manera brusca, abrupta, se trata de una experiencia de desgarro de la identidad, de una experiencia inefable que no tiene nombre, entraña por tanto perplejidad y simultáneamente con ella la convicción por parte del sujeto que la experimenta de que está concernido por ella, que le alude personalmente. La angustia que siente el psicotico en su inicio es una angustia prehumana, algo que no puede nombrarse por hallarse fuera de las representaciones habituales con que solemos nombrar a nuestra ansiedades más conocidas. Esta angustia psicótica es una angustia de desmembramiento, de fragmentación, debe ser una de las experiencias humanas más terribles que se pueden llegar a sentir. Muchos psicoticos ante esta situación tratan de deformar esta sensación para hacerla más soportable y una de las ideas más cercanas para oponerse a la fragmentación es apelar a la fusión. Fragmentación y fusión son experiencias psicóticas que puede aparecer juntas o simultáneamente, se trata de representaciones enlazadas.
Sabemos por su declaración que Arwin vivió desde los 8 años perseguido por este fantasma de desmembramiento aunque no lo sentía en si, sino que gozaba en imaginarlo proyectado en un otro, en sus compañeros de colegio o en su amigo-hermano imaginario, nunca en sí mismo o en su madre. Y ahora es el momento de aclarar qué cosa es “un fantasma”.
El fantasma es el nombre técnico que se le da a una fantasia inconsciente o consciente que persigue al sujeto constituyéndose en una compañía habitual y que dirige y organiza toda la vida del mismo. En este caso sabemos que el fantasma de Arwin es un fantasma sexual al que evocaba a través de videos y peliculas de zombies y de terror para excitarse. No se trataba pues de un fantasma que aterrorizara al sujeto sino que era buscado con placer terminando por invadir toda la vida íntima del paciente. Este omnipresencia del fantasma tiene que ser explicada por medio de la regresión.
La regresión es un mecanismo de defensa descubierto por Freud mientras trataba de explicar porque algunos sueños en lugar de soñarse se convertian en alucinaciones, es decir se presentaban en estado de vigilia en sus histéricas. Freud explicó que la regresión representaba un contenido inconsciente pero que en lugar de elaborarse durante el sueño y deformarse a través de la censura tomaba el camino inverso, hacía -por asi decir- marcha atrás desde lo inconsciente hacia el organo sensorial receptor. En el caso de una alucinación visual el organo sensorial sería el ojo, pero no hace falta que el fantasma se vea en forma alucinatoria porque los seres humanos estamos dotados de un registro adicional para tamponar la realidad. Este registro adicional fue llamado por Lacan el registro de lo imaginario, todo lo que soñamos, imaginamos y fantaseamos sucede en el registro imaginario.
Es precisamente ahi donde habitan los fantasmas y es precisamente porque alcanzaron al organo sensorial desde el inconsciente por regresión de donde extraen su fortaleza y su vigor. Nótese que todo producto regresivo no pasa por el preconsciente y elude la censura o por decirlo en terminos de vigilia por el Superyó. Se trata pues de algo que ha eludido la prohibición edipica, se trata de una pulsión que ha conseguido evitar los controles morales del sujeto. No es de extrañar pues que los contenidos que proceden del inconsciente tengan ese poder de atracción sobre el sujeto y al mismo tiempo sean tan “infantiles” pues de sexualidad infantil se compone el incosnciente, de una sexualidad pregenital.
De manera que podemos resumirlo asi: el sujeto se encontraba dominado desde su infancia por un fantasma de desmembramiento-fusión que proyectó en un otro imaginario. Se trataba de un goce individual idiosincrásico -como todo goce perverso- que consistía en imaginar que mataba y desmembraba a alguien hasta el punto en que se especializó exactamente en esta fantasia sexual desplazando a todas las demás.
Durante muchos años vivió entregado a esa fantasia hasta que al morir la madre la llevó a la practica al encontrar por Internet un partenaire que se acoplaba de forma invertida y pasiva a su fantasia.
El papel de la muerte de la madre es pues fundamental porque casi con toda seguridad la madre, era el objeto a quién iban dirigidas estas fantasias en su origen descontadas todas las sustituciones lógicas para preservar el tabú. Su desaparición propició que el fantasma se hiciera carne y se realizara en el acto criminal que ya conocemos, pues el fantasma sólo desaparece cuando se le atraviesa en lo real.
Lo que hemos aprendido de este caso es que la perversión puede estar a veces muy cerca de la psicosis y quizá sea una forma de evitar el desmembramiento psicótico que seguramente Arwin evitó al inventarse un hermano imaginario sobre el que construir y proyectar lo que de otra forma hubiese sido un delirio. Con toda seguridad Arwin evitó asi la psicosis y el desmembramiento en su cuerpo y a través del sacrificio de su partenaire reconstruyó en un plano trascendente su desgarro.

HABLANDO CON MONOS

En el zoológico nos entretienen. En el circo nos hacen reír. En los laboratorios nos resultan tan útiles que nos vemos obligados a sacrificarlos. Y en la naturaleza cada vez son menos. Análisis de sus genes y sus cerebros nos demuestran que los grandes monos y los humanos no somos tan diferentes. Y que el lenguaje y la comunicación no son ningún privilegio de las personas. Debemos comprender que no necesitan imitarnos para demostrar que poseen una gran inteligencia.

En 1972 la doctora norteamericana Francine Patterson comenzó a enseñar el lenguaje de los sordomudos a una gorila llamada Koko. Empleaban las manos, los brazos, el cuerpo y las expresiones de la cara para representar palabras. Unos meses después, cuando faltaban tres días para que la peluda alumna cumpliese doce años, la doctora le preguntó qué quería de regalo de cumpleaños. Koko se lo pensó un poco y dijo: "Gato". Bolita, así se llamaba la gata, no acabó en el estómago del gran mono: fue adoptada por ella como si fuera un bebé.

- "Cuéntame algo de Bolita", le pedía la doctora.
- "Koko ama Bolita", respondía la mona.

Veinte años después Koko conocía 500 palabras, y era capaz de utilizar más de 100 diferentes cada día. Podía expresar quién era, cómo se sentía y qué quería. En una ocasión le preguntaron si era una persona o un animal. Sin inmutarse respondió: "Precioso animal gorila".

miércoles, 17 de diciembre de 2008

DIOS NO ES BUENO: MALTEÍSMO RACIONAL

“Dios no es bueno” de Christopher Hitchens de Sergio Parra

El título de este alegato contra la religión es, sin duda, provocativo. Pero, pese a la apariencia beligerante, el autor jamás abandona el rigor. Sí que carga las tintas contra la fe, la doctrina, el sistema clerical y demás, se nota cierto enojo en sus palabras (cosa evidente si uno ha presenciado cosas como las que el autor ha visto en calidad de periodista por medio mundo), pero ello no empaña un discurso lleno de fundamento. Su ateísmo militante puede incomodar a muchos, algunas ideas resultarán un poco tendenciosas o quizá fragmentarias, pero lo serán pocas. La mayoría del corpus de este libro está lleno de racionalidad y sabiduría, lo cual ya es mucho más de lo que los libros que ensalzan la religión (como la Biblia o el Corán) pueden decir. ¿No os lo creéis? Dadle una oportunidad a Dios no es bueno.
Según Christopher Hitchens, la religión, cualquiera, no sólo es amoral, sino positivamente inmoral. Y esto no debe buscarse sólo en el comportamiento de sus fieles sino también en los preceptos que podemos leer en sus manuales de comportamiento. Sus delitos son, fundamentalmente: presentar una imagen falsa del mundo para los ingenuos y los crédulos, la doctrina del sacrificio de sangre, la doctrina de la expiación, la doctrina de la recompensa y/o el castigo eternos y la imposición de tareas y normas imposibles.
Me centraré en el último punto para esta reseña. Una de las normas imposibles son las relativas al pecado de la carne. No sólo se prohíbe el sexo, sino que se prohíbe incluso su pensamiento, algo que nadie es capaz de conseguir. O para hacerlo la mayoría del tiempo, uno debe irse convirtiendo en una suerte de reprimido que no encaja de manera sana sus disposiciones naturales, evitando incluso la masturbación. Estos engendros son los que, tarde o temprano, acabarán abusando sexualmente de niños, por ejemplo, porque la religión les ha carcomido la sexualidad. Por ello existe un porcentaje mayor de pederastas entre el clero que entre el ciudadano de la calle. Por eso, porcentualmente, hay más convictos con fe que sin ella en todas las cárceles del mundo; lo cual también dejaría constancia de la correlación siguiente: que el mal se da con mayor facilidad en el religioso, el que profesa doctrina, que en el ateo.

Christopher Hitchens (Inglaterra, 1949), se graduó el filosofía, política y economía en Oxford, y como periodista y escritor ha colaborado con publicaciones tanto estadounidenses como británicas. Y como él mismo dice acerca de sus intenciones con Dios no es bueno, su incendiario libro no se basa en una doctrina o un dogma sino en una argumentación refutable, en principios que no se apoyan en fe alguna. En la demostración filosófica e histórica, sin fanatismos, de que la religión ha provocado que muchas personas, la mayoría de hecho, se comporten de una forma que haría que el gerente de un burdel o un genocida torcieran el gesto.
Tampoco obvia el autor algunas evidencias científicas que dejan en ridículo las ideas más arraigadas de los creyentes, como que el aborto es una sinónimo de homicidio o que la teoría de la evolución es otra teoría más del mismo nivel que el creacionismo o el diseño inteligente. Lo cual, viniendo de un hombre de letras, se agradece.
Por último, Dios no es bueno es un excelente manual de ejemplos sobre el problema provinciano de cualquier religión. Esto es: analizar la realidad próxima olvidándose de la lejana. Si, por ejemplo, un creyente da las gracias a su dios por salvar a su hijo de un accidente de tráfico, yendo a poner velas, persignándose o de cualquier otra forma ritualista, parece olvidar que durante todo ese tiempo de agradecimiento están muriendo decenas o centenares de niños en países subdesarrollados de formas que ni siquiera puede imaginar, demostrando así el creyente un egoísmo y una mirada rectilínea tan espantosamente simplona que Dios debería aparecérsele en forma de rayo cósmico sobre su propia cabeza.
Pero no lo hace, así el creyente sigue profesándole una fe estúpida e infantil. Y también cree en él porque no se llega a cuestionar por qué se ha inoculado en el mundo el bacilo de la sífilis, por qué se ha extendido la lepra o la idiocia, o incluso por qué se concibieron los tormentos de Job. Cree en él como se cree en Santa Claus.
Todo esto no debería importarnos a las personas cultas. Pero lo hace, porque la religión no es algo privado e irrelevante, sino que intenta siempre que puede inculcarse en los demás con diversas formas coercitivas; porque recibe prerrogativas fiscales; porque intenta alzar políticamente su voz, acusando de asesinos a los médicos abortistas o de enfermos a los onanistas, infestando a la gente sencilla de Sida por retorcidas y morbosas ideas acerca de los profilácticos. Y a la larga, todo ello iba a repercutir de algún modo, obligando a muchos a dejar de guardar silencio y respeto, porque la religión, como el nazismo o cualquier otra colección de ideas irrefutables y fanáticas, no merecen ni un gramo de tolerancia. Dios no es bueno es uno de tantos libros laicos y antirreligiosos que empiezan a poblar los anaqueles de las librerías. Y esperan muchos más, a Dios gracias.
En 1996, la República de Irlanda celebró un referéndum acerca de una cuestión: si su Constitución debería seguir prohibiendo el divorcio. La mayoría de los partidos políticos, en un país cada vez más laico, instaban a los votantes a aprobar una enmienda legislativa. Lo hacían por dos razones excelentes. Ya no se consideraba correcto que la Iglesia católica de Roma prescribiera su moral a todos los ciudadanos y, evidentemente, era imposible aspirar siquiera a una definitiva reunificación de Irlanda cuando la gran minoría protestante del norte rechazaba continuamente la posibilidad de que se implantara un régimen religioso. La madre Teresa tomó un avión desde Calcuta para apoyar la campaña a favor del voto negativo junto a la Iglesia y sus partidarios de la línea más dura. Dicho de otro modo: una irlandesa casada con un borracho maltratador e incestuoso jamás debería esperar nada mejor para su vida, y hasta podría poner su alma en peligro si suplicaba poder volver a empezar de nuevo.
Editorial Debate384 páginas